Un día uno de mis mejores amigos me comentó que siempre que me preguntaba algo yo salía con una historia, para cada concepto o palabra tenía toda una narrativa preparada para no dar una simple respuesta. Supongo que quería solo que le dijera sí o no o algo muy concreto, pero así no me saben las cosas, tenía que haber una historia detrás.
Lo cierto es que todos somos contadores de historias, es la manera en que le damos forma al mundo y a lo que nos pasa, por eso las novelas tienen tanto éxito (y los manuales no).
El problema (y viene de que nos gusta el drama) es que a veces te encuentras atrapado en narrativas que no te convienen, aquellas que justifican por qué no tienes dinero, no inviertes, no vendes más o no sales de deudas.
En mi larga trayectoria promoviendo asesorías, workshops de finanzas personales, escucho todo el tiempo de historias que empiezan así (igual y el primo de tu amigo también las dice):
“Nunca he sido bueno para los números”
“Apenas me alcanza, ¿cómo voy a ahorrar?”
“Invertir es muy riesgoso para mí”
“La gente como yo no tiene libertad financiera”
“Ya es tarde para empezar”
Ahora bien, esto no es una realidad inamovible, ¡son historias! Lo que pasa es que las has repetido tanto que ya son una verdad en tu vida.
Por eso es importante que comiences a reflexionar acerca de cual narrativa ha sido predominante para tu vida, aquí algunos ejemplos comunes:
“Vengo de familia pobre”
“Nunca me enseñaron finanzas”
“Si gano más, me lo van a quitar en impuestos” (esta es de las que más escucho)
“Ser rico es ser codicioso”
“No me da la cabeza para eso”
Lo que sigue puede no gustarte: tu cuenta bancaria es un reflejo de tu narrativa interna.
👉 Si te dices que eres escaso, actuarás como alguien escaso.
👉 Si crees que solo los expertos pueden invertir, nunca aprenderás.
👉 Si piensas que ganar dinero es difícil y doloroso, no buscarás la manera de ganar más.
Te invito a que hagas un ejercicio de consciencia para identificar la forma en que te cuentas tu historia del dinero y puedas reescribirla a tu favor.
Detecta tus excusas económicas más frecuentes.
Escríbelas. Léelas como si fueran de otra persona. ¿Te las crees?Cambia el guión.
Sustituye:
“Nunca me alcanza” → por “Estoy aprendiendo a administrar lo que tengo y hacer que crezca”.Actúa desde tu nueva historia.
Si crees que puedes invertir, empieza con lo que tienes. Si crees que puedes generar ingresos extras, busca ese cliente que has postergado contactar.Rodéate de personas con otra historia.
Aprende a insertarte en entornos donde tener gran riqueza es lo normal.Escribe tu nueva identidad financiera:
“Soy alguien que administra bien su dinero, invierte y construye libertad para sí y su familia.”
¿Quieres reescribir tu historia financiera? Contáctame para que comencemos a trabajar juntos en ello.
— J.
A mi la que me gusta es la evolución de ya invertiré cuando tenga dinero. Que para 5 euros que me van a dar... Y si llegas a tener dinero pasas a la historia de... no invierto porque me da miedo, puedo perder el dinero...